El cambio climático es real y está pasando ahora
- Clara Tor Hidalgo
- 2 mar 2016
- 3 Min. de lectura

La semana pasada, los ciudadanos de Barcelona nos enfrentamos a un nuevo episodio de contaminación provocado por la suspensión de partículas de arena procedente del Sáhara que saturaron los combustibles fósiles en el aire. Consecuentemente, la Generalitat redujo la velocidad a 90 km/h en los accesos y limitó las actividades industriales en el área metropolitana.
Los niveles de contaminación de la ciudad condal se han disparado en los últimos años y las autoridades han tenido que activar los protocolos de actuación hasta en cuatro ocasiones. En uno de estos episodios, la ciudad condal ha llegado a registrar hasta 135 miligramos por centímetro cúbico (mg/cm³) de dióxido de nitrógeno (NO2), una cifra alarmante si tenemos en cuenta que el máximo permitido por la Unión Europea es de 40 miligramos por centímetro cúblico.(mg/cm³)
El gobierno catalán ha implementado diferentes acciones, -como la reducción de la velocidad de los utilitarios o la creación de un impuesto con el que se pretende gravar a los vehículos más contaminantes. Asimismo, la elaboración de protocolos en materia medioambiental es necesaria y ayuda a reducir los niveles de contaminación en la ciudad, pero no debemos eludir las consecuencias del incremento de la polución en nuestra ciudad: el cambio climático.
Mientras trabajaba en la redacción de este artículo, Leonardo DiCaprio, galardonado con el Oscar al mejor actor principal, sorprendía al público del teatro Dolby con un discurso en el que dijo: ``El cambio climático es real y está ocurriendo ahora mismo. Esta es la amenaza más urgente que afronta nuestra especie y debemos trabajar colectivamente y dejar de posponerlo´´. El discurso de Leonardo DiCaprio me hizo pensar en las consecuencias que puede tener el cambio climático en nuestras vidas en un futuro no tan lejano, dado que si se cumplen las previsiones del ámbito científico y la emisión de CO2 no cesa ya, la temperatura de la tierra puede incrementarse entre 4 y 6 grados centígrados antes de que termine el siglo XXI.
A nivel local y regional, nuestro entorno cambiaría por completo. Unos fotomontajes elaborados por la página web Climate Central muestran cómo quedaría el paisaje de la costa catalana si estas demoledoras previsiones se cumplieran. Así, una parte de Barcelona quedaría sumergida bajo del mar y desaparecerían poblaciones aledañas como El Prat del Llobregat, Viladecans, Sant Boi, Cornellà i l’Hospitalet.
A pesar de que estos cambios no nos afectan de inmediato, deberíamos pensar en el legado que le dejamos a nuestras generaciones venideras. Y por el momento, aunque las tesis más negacionistas sostengan, como dijo Rajoy en su día, ``que no podemos saber ni el tiempo que va a hacer mañana en Sevilla´´, lo cierto es que, como dice DiCaprio, el cambio climático es real y está pasando ahora. Inviernos más calurosos, menos lluvias, desaparición de ecosistemas… son consecuencia directa de la emisión imparable de C02 en la atmosfera.
En síntesis, el cambio climático no es un problema del futuro, sino de hoy mismo, de lo que respiramos los ciudadanos cuando se acumulan 140 miligramos de polución por metro cúbico en el aire. Por lo que, es necesario que trabajemos para que las medidas preventivas se complementen con otro tipo de políticas medioambientales más severas y comprometidas no solo con la reducción del tráfico en nuestra ciudad sino en la adopción de un sistema más sostenible, verde y circular que garantice la salud de nuestros ciudadanos y la conservación de nuestros ecosistemas.
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