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El lado racional de la vida

  • Arantxa Sánchez
  • 14 mar 2016
  • 5 Min. de lectura

El escritor y economista británico Tim Harford

El economista Tim Harford ofrece una visión de las situaciones a los que los seres humanos nos encontramos en nuestra vida y hace una reflexión de como nosotros actuamos ante ellas de manera racional, incluso muchas veces sin darnos cuenta. Trata temas como el racismo, el papel de la mujer en la sociedad, la política, el juego e incluso el sexo. Con este libro no se busca otra cosa que hacer reflexionar al lector en los actos que hacemos y sobretodo centrarse en el porque de las cosas y en lo que nos mueve para realizar ciertas acciones. Muchas veces pensamos que estamos actuando de manera irracional cuando en realidad estamos razonando y en este libro podemos ver algunos casos. Uno sin duda de los más llamativos es el del racismo racional y el impacto que tiene a día de hoy en la actualidad y sobre todo en como afecta a las personas que lo sufren. Un problema que radica en la idea que tiene la sociedad en juzgar a un individuo por el colectivo al que pertenece. Es lo que viene siendo un estereotipo pero llevado al extremo y así se puede ver en el ejemplo que se plasma en el libro delos curriculum falsos con nombres en su mayoría usados por blanco y por negros. Me llama la atención y es verdaderamente preocupante el futuro de las personas negras o afroamericanas que viendo el panorama de exclusión que sufren, se ven desalentadas a estudiar o formarse mejor porque saben que están predestinados por la sociedad a no encontrar un buen trabajo y poder competir en igualdad de condiciones con las personas blancas. Otro de los temas que me ha hecho reflexionar es el del conocimiento compartido y la maravillosa idea en la que al estar rodeados de gente, aprendemos de los demás y eso nos hace ser más inteligentes y a la vez más innovadores. Es curioso como ese conocimiento, muchas veces no remunerado que surge de estar en contacto con otros puede no solo ser positivo para nosotros si no para el resto de la sociedad ya que se produce un efecto de contagio con el resto de personas que nos rodean, creando así una enorme cadena de conocimiento. Es por eso que el autor pone tanto hincapié en las grandes ciudades como pieza fundamental, debido a que en ellas es donde hay mayor extensión de personas y también porque las personas más preparadas académicamente, son no solo las que por norma general tienen más que enseñar si no que son las que viven en las ciudades puesto que es allí donde existen más posibilidades de encontrar un puesto de trabajo. El economista sostiene por tanto que la vida en la ciudad es más cara por pequeños factores como este que hacen que una persona activa intelectualmente se decante a vivir antes en una ciudad que en el mundo rural. Este factor de innovación se une por tanto a la interacción entre personas. Teniendo en cuenta las nuevas tecnologías, las redes sociales y las nuevas formas que hemos adquirido para comunicarnos, el quedar cara a cara podría estar en peligro. Sin embargo el autor inglés defiende que pese a tener más herramientas que nunca para comunicarnos, estas nunca podrán sustituir a las tradicionales. Además aboga por la creencia de que la utilidad de Facebook, el correo electrónico u otras aplicaciones han hecho que nos conectemos con más personas con las que nos separan quilómetros o con lo que hacia años que no manteníamos el contacto. Teniendo en cuenta que el libro fue publicado en 2008, muchas de las tesis que sostiene en autor en el libro sobre la tecnología se han cumplido con creces 8 años más tarde. Otra de las teorías que sostiene el escritor y que me hizo reflexionar es la relacionada con la vida en pareja y sobre la división de tareas entre hombres y mujeres fue positivo para el desarrollo de la vida humana. Pese a que atrás quedan los papeles sexuales tradicionales de el hombre trabajando y la mujer en casa, la afirmación de Becker en lo referente a la ventaja comparativa no muestra ese avance ya que afirma: “no existe razón alguna para creer que los hombres sean el sostén de la familia porque eran buenos en ello. Quizá simplemente, hayan constituido el sostén de la familia porque tenerlos ayudando por la casa habría sido todavía peor”. A mi opinión una afirmación, totalmente machista puesto que nadie nace sabiendo limpiar y de todo se aprende.

El economista en este tercer libro publicado, narra sus propias conjeturas y tesis de una forma muy cercana al lector. Da la sensación al leerlo que estás asistiendo a una clase universitaria en la que la vida y lo que sucede en ella es el temario de la asignatura. Usa expresiones para dirigirse al lector, bromas entre paréntesis e incluso emplaza al lector a descubrir en las siguientes páginas algún tema en concreto. Así se puede ver en el primer capítulo de presentación en el que el autor nos hace una mirada rápida de lo que veremos en el libro a medida que vayamos avanzando en las páginas a modo de índice. Otra peculiaridad en lo que se refiere a la escritura del inglés Harford es la manera en la que suele empezar los capítulos o los subtemas y es que el economista saca a flote su parte más literaria ( en ocasiones muy cerca de la ficción narrativa) para describir los escenarios o personajes introduciendo al lector en el contexto de la historia para hacerlo más fácil de entender. Tim además utiliza un lenguaje muy poco técnico para poder llegar al público de manera fácil y sin tener que dar rodeos ni conjeturas, además una vez explica la teoría, esta viene acompañada de algún ejemplo práctico para que se entienda mejor. En el libro, el autor enumera más de cincuenta autores, de los cuales muchos se repiten y resultaría imposible para un lector medio acordarse del nombre de alguno de los economistas y a la vez asociarlo con el concepto o teoría, pero Harford hace que este proceso sea más fácil para el espectador ya que cuando el personaje en cuestión vuelve a aparecer a lo largo del libro, lo hace acompañado de una breve reseña de aquello que ya se habló y en muchos casos reitera incluso en que capítulo del libro lo pudimos ver. Si bien algo no he logrado entender por lo que se refiere a la escritura del autor es el trato que hace de los números, es decir a la hora de plasmarlos en el papel. No utiliza un patrón a la hora de que poner en números y que números poner en letras. Creo que para el lector es mucho más fácil e impactante leer 50% que no cincuenta por ciento.Por otra parte, creo que el último capitulo en el que resume los avances tecnológicos producidos por los humanos desde el principio de los tiempos en el que hace una maravillosa analogía con los días de un año, opino que debería haber estado en el principio a modo de contexto para introducir al hombre racional y empezar después con la lista de temas. No obstante creo que es un buen libro, más filosófico que no económico en que el lector abre los ojos a lo racional y a lo que le envuelve. Una mirada para intentar poner solución a problemas como la violencia, el empleo y los problemas raciales que aún hoy en día nos afectan de manera directa o indirecta.






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