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Reciclar a cambio de algo

  • Arantxa Sánchez
  • 10 may 2016
  • 3 Min. de lectura

Máquina de reciclaje en uno de los supermercados de Berlín



El verano pasado estuve de viaje en Berlín (Alemania) y me sorprendió gratamente el sistema de reciclaje de plástico que habían adoptado en el país germano. Este sistema consiste en aplicar una pequeña tasa a todos los productos líquidos que están embotellados en un recipiente de plástico. Esta tasa, de apenas unos céntimos encarece ligeramente el producto. Lo positivo de este caso es que todos los supermercados disponen de una máquina en la que al introducir la botella, el individuo recibe de vuelta, en forma de un tiquet, los céntimos de más que pagó en su día por esa botella.


Esta iniciativa provoca que no resulte inusual ver colas delante de las máquinas con bolsas llenas de las botellas ya vacías que buscan una compensación económica por prestar un servicio muy favorable al planeta, como es el de reciclar. Puesto que las botellas que hay en estas máquinas son trasladadas a la planta de reciclaje más próxima se potencia su reciclaje.


Al llegar a España y comentarle a mis padres esta propuesta me comentaros que hace ya muchos años esta iniciativa se hacía también aquí y al plástico se le sumaban también los envases de vidrio. Esta práctica hoy en día ha quedado obsoleta y ya no se realiza en ningún establecimiento, exceptuando esta misma universidad. En la UAB hay máquinas que al devolver el envase, esta retorna un pequeño importe en metálico para aquellos que han decidido no tirar el recipiente a la basura.


El caso de Alemania no es el único que ofrece una compensación para aquellos que ejercen el reciclaje, Dinamarca utiliza el mismo método. En Australia el Gobierno ha instalado máquinas en las calles en las que los ciudadanos pueden recibir billetes de transporte al introducir una cantidad de recipientes de vidrio, plástico y latas. Con esta propuesta no solo se aumenta el numero de envases reciclados, si no que también se potencia el uso del trasporte público. Suecia ha usado el mismo sistema pero con la ropa usada. La principal marca de textil sueca H&M ha extrapolado esta medida a todas sus tiendas, incluidas las españolas. En ellas se pueden ver carteles en los que por cada kilo de ropa, la marca de moda hace entrega de un vale de 5€ para gastar en su tienda.


Este hecho provoca que mucha gente que duerme en la calle o gente sin recursos pueda vivir gracias a la recogida de botellas o que ese dinero de vuelta se emplee en comprar otros productos de primera necesidad como puede ser el pan u otros alimentos. Esto además provoca una mejora en la limpieza de la ciudad ya que no hay residuos por las calles.


Esta iniciativa, encarada principalmente a mejorar los indices de reciclaje gracias a una compensación económica o a cambio de algo puede ser criticada por el hecho de que no debería hacer falta ningún estímulo o premio para reciclar, puesto que el mayor premio de separar los residuos y lanzadlos en los contenedores adecuados debería ser el de colaborar en el mejor funcionamiento de la Tierra. Pero creo que estas ayudas incentivan a aquellos que son reacios a reciclar y premia a los que ya realizan estas prácticas. Se debería replantear el hecho de volver a instaurar estas prácticas en España.


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